El duelo no es una enfermedad que necesita cura sino un proceso de transformación personal que te permitirá vivir con el dolor. A medida que transitas este camino, sanas las creencias, pensamientos y emociones que rodean la pérdida, permitiéndote encontrar un nuevo equilibrio en tu vida.
Las creencias más frecuentes asociadas al duelo están relacionadas con alguna de estas emociones y con los pensamientos que la generan:
- Culpa: Soy “culpable” de lo que sucedió. ¿Y si…?
- Miedo: Temor a la soledad, a no sobreponerte, al futuro…
- Rabia: Enojo con la persona que se ha ido, contigo mismo, con el mundo, con Dios.
- Incertidumbre: ¿Y ahora qué?
Sanar el duelo no significa olvidar a la persona que se ha ido, sino aprender a vivir sin ella, incluso, recordarla sin dolor. Es un proceso que lleva tiempo y no hay una única manera de hacerlo. Lo importante es permitirte sentir las emociones, expresarlas y buscar apoyo en los demás.
Al sanar las creencias, pensamientos y emociones que rodean la pérdida, puedes encontrar un nuevo significado a la vida. Honrar la memoria del difunto, seguir adelante y vivir con plenitud.
Como actividad, podrías comenzar permitiendo que surjan los recuerdos y compartir los buenos y malos momentos. Permítete danzar como el péndulo… hay dolor, pero también alegrías. ¡Permítelas y compártelas!
Me vas contando…
Juntos en tu proceso de sanación y transformación. ¡La seguimos!
najiba