No siempre serás eso que te dijeron ¡Suelta la creencia!

Repetir y practicar aquello en lo que crees, de alguna manera crea un hábito y eso está bien.

Sin embargo, en ocasiones muchas de esas creencias se han guardado de manera inconsciente en la memoria celular de tu cuerpo y es de esa forma como llegan a ti algunos patrones generacionales de pensamiento y comportamiento que no son tan fáciles desactivar, si no se hace un trabajo interno profundo.

Hoy no vine aquí a juzgarte ni a hacer de ti la persona que no quieres ser, pero si te sirve de algo, quiero que comprendas que, aunque no lo creas, detrás de ti y de cada uno de tus pasos y la manera como reaccionas ante algunas situaciones, siempre existe una creencia, un sentimiento, una necesidad…

Muchas de esas creencias se tornan casi indispensables, porque en algunos casos, se han estado reforzando y terminas creyéndote que son 100% verdad y no necesariamente es así.

Te muestro algunos ejemplos comunes:

“Los hombres no lloran”

“Tu mamá siempre tiene la razón”

“Tienes que ganarte el dinero con el sudor de tu frente” …

Luego, en su curso natural, aprendemos otras tantas que incorporamos como “normales” en nuestra vida personal:

“Yo no sirvo para las tener relaciones sanas, “No puedo confiar en los hombres (o en las mujeres)”, “nadie me entiende, todos me odian”, “no valgo nada”, entre otras…

Y por último y no menos importante, están esas “creencias que generan patrones” y acá te invito a que te tomes una pausa para que puedas comprenderlo.

Si yo te repito una y otra vez que no sirves para nada, estoy de alguna manera enviando el mismo estímulo una y otra vez con la misma información y llegará un punto en que te lo creerás tanto, que lo incorporarás a tu sistema de creencias.

Entonces, cada vez que surge un pensamiento negativo, tu red neuronal se activará y vas a experimentar una serie de emociones y sensaciones internas, que tal vez no sean del todo cómodas y te invitarán a quedarte en el mismo lugar sin tomar acción.

Te invito una vez más a exponer tu sistema de creencias.

Te dejaré un ejercicio que estoy segura te ayudará a ir tachando eso que no conecta con lo que realmente eres, pero que alguna vez te creíste y que definitivamente necesitas desprogramar…

Haz una lista de tus creencias y elige una de ellas. Identifica la que más te pesa, te afecta o te genera mayor incomodidad.

¿Listo?

Ahora necesito que seas totalmente honesto y te preguntes:

*¿Qué sientes cuando te crees esto?

*¿Qué pasa en tu cuerpo?

*¿Cómo actúas?

*¿Qué cosas haces o dejas de hacer?

*¿Qué dices?

*¿Qué NO dices?

*¿Cuál es tu diálogo interno?

*¿Qué cosas te dices a ti mismo?

Comienza con una sola. Repítelo con cada creencia.

Toma nota interna y si lo deseas, comparte con nosotros lo que lograste identificar con este ejercicio.

Me vas contando…

Juntos en tu proceso de sanación y transformación, ¡la seguimos!

najiba

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