Dolor vs. Sufrimiento. Una danza entre dos emociones.

El dolor como señal.

Imagina al dolor como un fiel compañero. Su voz, a veces áspera, te alerta de peligros físicos o emocionales, protegiéndote de lo que pueda dañarte. Sin él, serías como un barco a la deriva, insensible a las olas que amenazan con hundirlo.

El dolor físico y emocional… dos caras de la misma moneda.

Un corte en la mano o una herida en el corazón, ambos duelen. El cuerpo no distingue entre la fuente del dolor, solo lo siente y nos pide atención. Honrar y respetar esa señal es crucial para nuestro bienestar.

El sufrimiento no es más que la resistencia a la realidad, a lo que realmente está sucediendo.

A diferencia del dolor, el sufrimiento nace de la lucha contra lo inevitable. Es como negarse a aceptar la lluvia, empapándonos en el proceso. Frases como «no debió pasar» o «no lo puedo aceptar» alimentan la intensidad del sufrimiento.

El pasado, el presente y el futuro: Bailando con el dolor y el sufrimiento.

Podemos viajar mentalmente al pasado o al futuro, pero solo el presente es real. Aferrarnos al pasado o anticiparnos al futuro con miedo, solo nos conduce al sufrimiento. Aceptar la realidad, con sus alegrías y tristezas es la llave para poder pasar de un lugar incómodo a uno más cómodo.

El dolor se va, el sufrimiento se queda…

El dolor, como una ola, llega y se va. Sentirlo sin reprimirlo libera endorfinas, lo que conocemos como nuestro analgésico natural. El sufrimiento, en cambio, se aferra a la negación, prolongando la agonía.

Luchar o aceptar: La encrucijada del sufrimiento.

Luchar contra la realidad solo genera estrés y cortisol envenenando nuestro cuerpo y mente. Aceptar lo que no podemos cambiar, por otro lado, abre la puerta a la paz interior.

Encontrar la calma en la tormenta.

Entre la danza del dolor y el sufrimiento, podemos elegir. Podemos convertirnos en guerreros que combaten la realidad o en bailarines que fluyen con ella. La elección es nuestra.

Recuerda a Buda: El dolor es inevitable, el sufrimiento opcional. Acepta la realidad, acepta tus emociones y libera el poder de la transformación.

Toma tu cuaderno de notas. Haz una lista de las cosas que no puedes cambiar.

Detente unos minutos allí e imagina que soy yo quien hizo esa lista y te lo estoy comentando. ¿Qué me dirías con relación a eso? Toma nota…

Me vas contando…

Juntos en tu proceso de sanación y transformación. ¡La seguimos!

najiba

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